El pasado día 30 de agosto se dio comienzo en Almonacid de Zorita a las fiestas patronales de la Virgen de la Luz con un extraordinario programa de actividades religiosas y festivas de toda índole, habiendo tenido las XXIII JORNADAS TAURINAS el honor de ser la primera en celebrarse. Este evento organizado por la Cultural Lago de Bolarque con el apoyo incondicional del Ayuntamiento de Villa Calatrava constituyo un éxito dada la excepcional presencia de don Victorino Martín ganadero de reses breves, sin duda alma de la mejor ganadería de España y también del extranjero.
Por su
indudable interés nos hacemos eco del magnífico trabajo redactado por Javier
Bravo de Bravo Comunicación, autor de texto y material gráfico.
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65 kilos de miel
celebran 65 años de Victorino Martín y su legado único en la tauromaquia
mundial
Victorino Martín es una de las ganaderías de toros bravos más influyentes
y respetadas de la tauromaquia española, fundada oficialmente en 1912 por el
Marqués de Albaserrada con vacas y sementales de origen Saltillo. Su fecha de
antigüedad se remonta a 1919, cuando debutó en la Plaza de Madrid. A partir de
1960, la familia Martín Andrés, procedente de Galapagar, adquirió y rescató
esta ganadería en crisis, consolidándola y aportándole una genética propia y
reconocida mundialmente. Desde entonces, Victorino Martín ha sido sinónimo de
bravura, tradición y exigencia en el toreo, llevando a cabo una cuidada
selección genética y defendiendo la cultura taurina con pasión y humildad,
convirtiéndose en un referente universal del mundo del toro y del mundo rural
que lo nutre.
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El alcalde de Almonacid, José Miguel López, abrió el acto con el anuncio de la próxima creación de un Museo Taurino en Almonacid, proyecto que desarrolla junto a Pedro Antonio Cañadillas, y que es un fiel reflejo del compromiso cultural del municipio con la tauromaquia.
Poco después, García Aranda inició las jornadas
recitando bellos versos dedicados a Victorino Martín, padre e hijo, a
Cañadillas y a Almonacid. Fueron largamente ovacionados, e incluso
interrumpidos con aplausos. García Aranda los recitó con Victorino sujetándole
el micrófono para que expresara sus sentimientos. “No hay bajo el cielo divino,
de nuestra querida España, ganadería mejor que la de este gran señor que hoy
aquí nos acompaña, junto a Pedro Cañadillas, aficionado invidente, hombre culto
e inteligente, gran maestro en tauromaquia, que la fiesta de los toros lleva en
el fondo del alma…”, decía una de las estrofas.
Pedro Antonio
Cañadillas realizó una presentación de las Jornadas emotiva y documentada,
evocando a figuras taurinas fallecidas, y a ilustres consocios como Margarita
Peces, Julián Agulla y Ángel Luis López Hernández y defendiendo la historia y
el legado de la ganadería de Victorino Martín. Recordó las 17 vueltas al ruedo
logradas por los toros Victorino en la Plaza de las Ventas, el único indulto
concedido en la primera plaza del mundo, ocurrido el 19 de julio de 1982
durante la tradicional Corrida de la Prensa al toro 'Velador', y destacó faenas
memorables en Sevilla, Santander y Pontevedra, señalando que “el toro más bravo
que he visto en Las Ventas ha sido 'Murciano', que le tocó en suerte a Luis
Miguel Encabo, un toro bravo, bravo, al que el diestro cortó una oreja de mucho
peso”.
Durante su intervención, Victorino Martín evocó el rito taurino como una celebración ancestral y colectiva del mundo rural, una “gran fiesta que se pierde en los anales de la historia”. Detalló el arduo camino de la ganadería desde su fundación en 1912 por el Marqués de Albaserrada, pasando por las sucesivas transmisiones familiares y las dificultades provocadas por expropiaciones (Plan Badajoz) y la dispersión del ganado, hasta el rescate y reconstrucción de su padre a partir de 1960, cuando, con visión y esfuerzo, adquirió el primer lote justo antes de ir al matadero, comprometiéndose a pagar con la venta de machos. A lo largo de cinco años, su padre fue reuniendo los lotes restantes mediante ingeniosos intercambios y transacciones, hasta completar la totalidad de la ganadería en 1965 y lidiar a nombre propio por primera vez en 1966 en Calasparra, convirtiendo poco a poco Madrid en su trampolín.
La década de 1972
a 1982 fue definida por Victorino como “la década prodigiosa” puesto que fue un
periodo de comunión única entre Madrid y su ganadería, con múltiples premios,
vueltas al ruedo y culminado por la “corrida del siglo” en 1982, retransmitida
y repetida por Televisión Española, con el citado y emocionado indulto del toro
'Velador'.
Victorino
compartió su recorrido personal, desde novillero y veterinario hasta relevar a
su padre a partir de 2010 tras su enfermedad y fallecimiento en 2017. Recordó
los duros sacrificios de sus “padres, niños de la guerra”, y su orgullo por
continuar un legado que considera una labor de humildad constante. “Ser
ganadero es una cura de humildad, puesto que hasta el rabo todo es toro”,
señaló. Actualmente, sus hijas colaboran en la gestión de la ganadería,
asegurando la continuidad familiar y la transmisión de la tradición.
Como presidente de
la Fundación Toro de Lidia, fundada en 2015, Victorino detalló la función
esencial de este organismo en la defensa del mundo taurino ante ataques
políticos y sociales, posicionándose como interlocutor entre la fiesta y las
administraciones públicas. La Fundación promueve la cultura taurina y defiende
al toro como recurso esencial en la conservación del medio rural, puesto que
crea puestos de trabajo, mantiene el medio ambiente y genera riqueza en
comarcas despobladas.
Durante el diálogo con aficionados, Victorino expuso que a Madrid y Sevilla solo lleva “la cabecera de la camada”, los toros más grandes y valiosos, aunque aclaró que la calidad del toro es la clave, más allá de la categoría de la plaza. Rechazó la idea de otro secreto oculto que no sea el trabajo diario, y atribuyó su éxito a la pasión, el cariño y el trabajo constante, desde la elección de un encaste exclusivo al que nadie quería hasta el esfuerzo diario. Subrayó que sus toros son exigentes, no permisivos, dificultando la lidia y haciendo que no todos los toreros quieran enfrentarse a ellos; los que triunfan, dijo, abren puertas en su carrera. Despejó malentendidos genéticos señalando que el actual encaste “Victorino” es estrictamente propio y que la ganadería Albaserrada moderna no tiene relación genética con la suya.
Victorino denunció
la grave situación del mundo rural, sometido a burocracia creciente y
prohibiciones que comprometen la conservación del territorio y la propia
tauromaquia. En cuanto al toro bravo, explicó que la bravura se manifiesta,
entre otros rasgos, en que el toro mantenga la boca cerrada, humille y embista
con fuerza, precisando que no se debe confundir kilos con trapío.
Se mostró crítico
con el maltrato en la suerte de varas, calificándola, al igual que su padre,
como la “desgracia de varas” por el abuso de caballos pesados y puyas
alteradas. Rememoró la defensa histórica de su padre, que incluso en 1978
provocó la suspensión de la corrida de San Isidro. El presidente y el delegado
de la autoridad, que en Madrid eran y siguen siendo comisarios de policía, los
que enviaron al calabozo a los picadores por desobediencia a la autoridad, ante
la exigencia de Victorino Martín de que se cumpliera el reglamento. Aún hoy, la falta de control y el incremento
del castigo al toro exigen, afirmó, “seguir en esa lucha”.
Finalizó
expresando su preferencia por formar toreros desde la base, transmitiendo
respeto y técnica, y destacó a Víctor Hernández como ejemplo de torero
emergente con proyección. La jornada concluyó con el reconocimiento a Tomás
García Aranda, Pedro Antonio Cañadillas y Victorino Martín. A este último, verdadero
protagonista de la mañana, se le entregaron simbólicamente 65 kilos de miel
—uno por cada año de antigüedad de su ganadería— en un acto final que corrió a
cargo de José Carlos Tamayo, presidente de la Asociación Cultural Lago de
Bolarque, Cañadillas y el alcalde de Almonacid.
Asimismo se entregó uno diploma de agradecimiento y un trofeo taurino de especial diseño a don Victorino, así como otro diploma a don Tomás García-Aranda en su condición de presentador/moderador emérito.
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TROFEO DISEÑADO POR GABRIEL RUIZ DEL OLMO |
Así, las XXIII
Jornadas Taurinas de Almonacid de Zorita renovaron su compromiso con la
tauromaquia, celebrando la pasión, la tradición, el respeto al toro y la
defensa del mundo rural, reafirmando la figura de Victorino Martín como
referente universal del arte y la cultura taurina. El cartel anunciador de las
XXIII Jornadas Taurinas es una donación altruista de Carla Serret.
A la finalización del encuentro se realizaron fotos de familia, se firmaron carteles, y unas bolsas grabadas para la ocasión que fueron obsequiadas entre todos los asistentes. Asimismo se sorteó un libro en cuyas páginas se encuentra una colaboración literaria de Cañadillas.
Desde la Cultural Lago de Bolarque nuestro agradecimiento a Javier Bravo de Bravo Comunicación.
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